“Que dique poique roban vaca!... Tan bien!... pero yo no tengo vaca ni diablo que robaime!... Y los que tienen vaca, como los Herrera, en Dajabón dejan caé muerto a uno y no le dan una gotica de leche, aunque se le pieida.”
En este pasaje, unos soldados de “El Corte” están quejando del tener que matar a gentes inocentes. Muchos de los soldados no matan a los haitianos de su propia voluntad sino que la única razón que lo hacen es porque han recibido órdenes del “Superioi Cumando”—alguien que nunca han conocido. Esos soldados son como robotes que hacen todo lo que les manden sus jefes—actúan de la manera en que fueron “programados”. En este pasaje en particular, el soldado dice que la razón que están matando esas personas es porque, según sus comandantes, los haitianos son ladrones que “roban vaca[s]”. Sin embargo, a este hombre no le persuade ese argumento porque él “no [tiene] vaca ni diablo que [robarle]” y también implica que los que sí tienen vacas (“como los Herrera”) merecen ser robados porque ellos “dejan [caer] muerto a uno y no le dan una gotica de leche, aunque se le [pierda].” Todo ese diálogo entre los soldados muestra el poder absoluto que tiene el gobierno sobre los ciudadanos (esp. sobre los soldados). Aunque ellos no creen que lo que están haciendo sea ético, lo hacen a pesar de todo porque recibieron “órdenes” de hacerlo (un tipo de “lavado de cerebro” por el parte de los que tienen el control).
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